Lazarillo de Tormes

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Departamento de letras – Jornada nocturna.
L4.02 Literatura europea (española) del Renacimiento.
Dr. Mario René Dardón.
PEM en Lengua y Literatura.
Jennifer Mishell Guerrero López, Carné: 201705659
Dayri Magally Hernández, Carné: 201217916




Lazarillo de Tormes




Se considera el lazarillo como una obra pionera, refleja de algunas contradicciones que empezaban a agitar el cuerpo de la sociedad española. Ésta novela está escrita en género narrativo. Es una novela corta de tono realista que dará origen a la novela picaresca, es un género típicamente español, que nace contra posición a la novela de la época. Narrado en primera persona. Es omnisciente porque todo lo sabe. Es una novela escrita en primera persona, a la manera de carta dirigida a una persona porque menciona (vuestra merced).
El tema principal, es la miseria y los medios de los que se vale lázaro para sobrevivir, también hace referencia a la mezquindad y la avaricia, las apariencias que son completamente falsas que representa la gente que demuestra ser una persona totalmente diferente a la que en realidad es, refleja también la falsa religiosidad y la corrupción del clero.
Esto recae sobre Lázaro y el ciego, el ciego le enseña a Lázaro que el mendigar y el vagabundear es una magnifica forma de ganarse la vida. La orfandad es otro tema puesto que vive su infancia sin su padre y luego es entregado por su madre a un amo para que lo cuidara, el hambre el tema más importante de la novela. Todo gira en torno al hambre, por eso se puede decir es uno de los temas más importantes de la novela, esta nueva forma de escribir rompe con lo tradicional de los esquemas literarios de la época.
En el año de 1554, las prensas de Burgos, Alcalá de Henares u Amberes lanzaron, casi a un tiempo, tres ediciones distintas de “La vida de Lazarillo de Tormes”. Sin embargo, ninguna de ellas era la primera que de la obra se hacía, pues existe referencia de una edición anterior, desconocida en nuestro siglo pero que sirvió de base a las tres que se mencionan.
No era aquella época demasiado propicia a publicaciones de este carácter, como lo prueba el hecho de que la Inquisición llevara a su Índice (notas del jurisconsulto Diego Valdés, año 1559) el Lazarillo de Tormes. Pese a todo, el renombre alcanzado por la fábula hizo que ésta continuara leyéndose, y a España vinieron sus copias editadas en el extranjero. Felipe II, más transigente que los inquisidores, autorizó una nueva tirada siempre que se expurgase de algunos capítulos y no pocos predicamentos. Con lo que, en 1573, aparecía en Madrid “El Lazarillo Castigado”, que pudo subsistir hasta principios del XIX.
Seguimos ignorando quién fue el autor de “vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades”, como se desconoce, también, en que año se escribió. Mas contentémonos con la donosura de quien, al plasmar realidades del momento, supo abrir camino a un nuevo género literario: el de la novela picaresca. Las fortunas y adversidades de Lázaro tienen muchos antecedentes en la tradición popula de la Edad Media, tradición que personalizan mozos de ciego y de otros muchos amos. Incluso Francia conserva; desde el siglo XIII, un “fabliau” titulado: Le garcon et L´averugle”, que enlaza con la corriente de sátira social del Renacimiento.
Lazarillo toca muchos de los temas que, en la primera mitad del XVI, constituían la esencia de la vida española: religión, honor y clases sociales. Es una obra mordaz, pero llena de vida. Así la crítica de religioso que en ella aparece – y que responde al ambiente de la España de Carlos V- no es despiadada ni sarcástica sino, simplemente, burlona, tanto más cuanto que atañe al individuo y no al fuero.
En las descripciones del avariento clérigo “en quien estaba encerrada toda la lacería de este mundo” en la del buldero embaucador que explota la fe de las buenas gentes, no veréis otra cosa que ironía a expensas del hombre cuquero, taimado, pero siempre desvestido de representación.
Mas tampoco el autor esconde su pluma a otras facetas positivas de la sociedad; quiere también mostrarnos lo que valen esos notables sentimiento de piedad, compasión y generosidad que acompañan a Lázaro a lo largo de sus desdichas, incluso brotando de él mismo. Propósito que envuelve el deseo de que nada humano se pierda, ni la pequeña substancia del protagonista ni la de esas gentes castellanas que van a socorrerle “por amor de Dios”. Es una profunda compresión de las desdichas humanas la que impregna toda la obra, apareciendo unas veces en la que impregna toda la obra, apareciendo unas veces en el pueblo que se ríe de Lázaro y, a la vez, le cura, le alimenta y le aconseja; y , otras, en el mismo Lazarillo que habla del “pobre ciego”, o del pretencioso escudero al que convido con su pan y uña de vaca, “porque vi lo que él sentía, que muchas veces había yo pasado por ello…".
El lazarillo no puede por menos de ser una novela de carácter autobiográfico - tal que luego han sido las demás narraciones de la Picaresca -, en la que el autor no se atreve a presentarse ante su público: se oculta tras la figura del “héroe” para hacer la crítica o, más bien, una historia de la sombría realidad de su mundo.
La prosa conceptista de Quevedo nos dio un cuento de pícaros cuyo título es harto expresivo: “Vida del buscavidas”, al igual que se la buscaba Lázaro entre sus diversos amos; aunque éste llegó a separarse de la Picaresca la advertir “a la prosperidad y a la cumbre de toda buena fortuna…".
No esperéis trama novelesca en el Lazarillo, porque no existe. El autor se limita a explicarnos cómo la vida del 1500 se le negaba este “pobre niño”, y nos lo dice -aunque en “estilo villanchón” – con una técnica tan maravillosa que obliga a repetir a Lázaro cuando escuchaba al ciego: “…seriamos injustos al no reírsela".




Referencias bibliográficas

Lazarillo de Tormes
Editorial VASCO AMERICANA S.A.
Bilboa – España. 1971
Pp. 7 -9

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