Francesco Petrarca

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Departamento de letras – Jornada nocturna.
L4.02 Literatura europea (española) del Renacimiento.
Dr. Mario René Dardón.
PEM en Lengua y Literatura.
Wendy Azucena Galindo Suc, Carné: 201705454
Yaquelyn Michel Gámez Cardona, Carné: 201705426




Francesco Petrarca




Biografía
(Arezzo, actual Italia, 1304 - Arqua, id., 1374) Poeta y humanista italiano. Durante su niñez y su primera adolescencia residió en distintas ciudades italianas y francesas, debido a las persecuciones políticas de que fue objeto su padre, adherido al partido negro güelfo. Cursó estudios de leyes en Carpentras, Montpellier, Bolonia y Aviñón, si bien nunca consiguió graduarse.
Según relata en su autobiografía y en el Cancionero, el 6 de abril de 1327 vio en la iglesia de Santa Clara de Aviñón a Laura, de quien se enamoró profundamente. Se han hecho numerosos intentos por establecer la identidad de Laura, e incluso sus contemporáneos llegaron a poner en duda su existencia, considerándola una creación para el juego literario. Petrarca defendió siempre, sin embargo, su existencia real, aunque sin revelar su identidad, lo que ha inducido a pensar que quizá se tratara de una mujer casada. Si que está comprobado, en cambio, que mantuvo relaciones con otras mujeres y que dos de ellas, cuyos nombres se desconocen, le dieron dos hijos: Giovanni y Francesca.
Es recordado hoy sobre todo como el autor del Canzoniere que determinó durante siglos la forma y el contenido que el amor debía adoptar en poesía. Sin una estricta ordenación narrativa, pero concebido como un libro enterizo, en 366 poemas, el Canzoniere (más docta y propiamente titulado Rerum vulgarium fragmenta), estiliza por encima de cualquier anécdota una trayectoria espiritual, las diversas fases y facetas de la idolatría por una mujer a quien se designa como “Laura”. Pudo ser una gran dama, una lugareña o una cortesana, pero de su contrafigura en la realidad nada absolutamente sabemos: Petrarca sólo nos pinta una decoración exterior obviamente ficticia y el repertorio de las posibles actitudes interiores de un enamorado, del ardor a la tibieza, la favorable reinterpretación póstuma y el desengaño final.
Menos visible y sin embargo más honda ha sido la huella del Petrarca humanista. A decir verdad, si no hubiera escrito jamás una línea, ni en latín ni en romance, los autores clásicos que rescató y difundió bastarían para seguir honrándolo como fundador del humanismo y padre del Renacimiento. Pero, por otra parte, esos autores, de Cicerón a Vitrubio, distarían de haber tenido la fecundidad que alcanzaron si el Petrarca de la madurez no hubiera enseñado a leerlos y aprovecharlos en una larga serie de obras en prosa latina, animadas todas por idéntico propósito: mostrar cómo las buenas letras pueden y deben constituir el núcleo de una educación verdaderamente humana, explicar que los estudia humanitatis no han de quedarse en mera retórica, sino traducirse “in actum”, ‘en hechos’, encauzarse “ad vitam”, salir al encuentro de la vida.
La lectura de las Confesiones de Agustín de Hipona en 1333 lo sumió en la primera de las crisis religiosas que le habrían de acompañar toda la vida, y que a menudo se reflejan en su obra, al enfrentarse su apego por lo terreno a sus aspiraciones espirituales. Durante su estancia en Aviñón coincidió con Giacomo Colonna, amistad que le permitió entrar al servicio del cardenal Giovanni Colonna. Para este último realizó varios viajes por países europeos, que aprovechó para rescatar antiguos códices latinos de varias bibliotecas, como el Pro archia de Cicerón, obra de la que se tenían referencias pero que se consideraba perdida.
Con el fin de poder dedicarse en mayor medida a la literatura, intentó reducir sus misiones diplomáticas, y para ello consiguió una canonjía en Parma (1348) que le permitió disfrutar de beneficios eclesiásticos. Posteriormente se trasladó a Milán, donde estuvo al servicio de los Visconti (1353-1361), a Venecia (1362-1368) y a Padua, donde los Carrara le regalaron una villa en la cercana población de Arqua, en la cual transcurrieron sus últimos años.
El 8 de abril de 1341 fue coronado por  el senador Orso dell’Anguillara (coronación poética), por su redacción parcial del poema África.


La obra de Petrarca
Su producción puede dividirse en dos grupos: obras en latín y obras en lengua vulgar. Las primeras fueron las que le reportaron mayor éxito en vida, y en ellas cifraba Petrarca sus aspiraciones a la fama. Cabe destacar en este apartado el poema en hexámetros África (que dejó inacabado y en el que rescata el estilo de Tito Livio), las doce églogas que componen el Bucolicum carmen y la serie de biografías de personajes clásicos titulada De viris illustribus. Reflejo de sus inquietudes espirituales son los diálogos ficticios con San Agustín recogidos en el Secretum.
Petrarca logró en vida una importante fama como autor latino y humanista, tal como prueba su coronación en Roma como poeta, en 1341. Sin embargo, sus poemas en lengua vulgar recogidos en el Cancionero fueron los que habían de darle fama inmortal. Aunque Petrarca los llamaba nugae (pasatiempos), lo cierto es que nunca dejó de retocarlos y de preocuparse por su articulación en una obra conjunta, lo cual denota una voluntad de estilo que por otra parte resulta evidente en cada una de las composiciones, de técnica perfecta y que contribuyeron grandemente a revalorizar la lengua vulgar como lengua poética.
En la primera parte del Cancionero, las poesías reflejan la sensualidad y el tormento apasionado del poeta, mientras que tras la muerte de Laura, acontecida según declara el poeta en 1348, su amor resulta sublimado en una adoración espiritual. Petrarca supo escapar a la retórica corteza del amor, transmitiendo un aliento más sincero a sus versos, sobre todo gracias a sus imágenes, de gran fuerza y originalidad. Su influencia se tradujo en la vasta corriente del petrarquismo.
Francesco Petrarca vivió, respetado y reconocido por los hombres de su tiempo, en la Italia del siglo XIV, pocas décadas antes de que la revolución humanista se apoderara de la sociedad italiana. Aquella revolución, el Renacimiento, que puso el ser humano en el centro del universo y cambió la historia del mundo occidental, tiene un antecedente fundamental en la obra de Petrarca. El poeta y pensador italiano rescató y difundió con un trabajo incansable los grandes autores clásicos. Y, a su vez, escribió páginas que se convirtieron pronto en clásicas. Siete siglos después de su nacimiento, el mundo de la cultura celebra el hombre y reflexiona sobre su obra, con conferencias, exposiciones y conciertos.
Italia celebra en estos días los 700 años del nacimiento de uno de sus padres espirituales, Francesco Petrarca. Conferencias, exposiciones, conciertos, debates: el programa de las actividades invita a reflexionar sobre el hombre que, con su sensibilidad poética, su curiosidad insaciable y su firme espíritu crítico, contribuyó de forma decisiva a la superación del oscurantismo de la Edad Media, abriendo las puertas al humanismo, al Renacimiento.
Por eso Petrarca no es sólo un poeta italiano. El Renacimiento, la espectacular revolución intelectual que puso al ser humano en el centro del universo, es uno de los pilares sobre los que se fundan las sociedades occidentales. No sorprende entonces que celebren su obra las universidades de todo el mundo (París, Los Ángeles, Calcuta y Barcelona, entre otras).
El coraje de la independencia y la duda permanente ponen a Petrarca en el eje que parte de Grecia, pasa por Italia y se desarrolla en Francia: Platón, Miguel Ángel y Rousseau, como un anillo de conjunción, como una vértebra del meollo europeo. Pero su universalidad tiene también una raíz puramente poética. Su amor por Laura, cristalizado en el Canzoniere -su gran obra lírica-, produce movimientos de emoción en los lectores, a pesar del tiempo que nos separa de su origen, que, junto a la obra de Dante, han convertido en fina arena la roca del italiano vulgar.
Petrarca cantó su amor por Laura, y el dolor por su muerte, a causa, probablemente, de la misma epidemia de peste que constituye el marco narrativo del Decameron de Boccaccio (de quien Petrarca fue amigo y maestro). Aquel canto es una lección inolvidable. Pero su amor -y la lección- más grande fue, quizás, el deseo de conocimiento: el amor visceral por los libros que buscó, estudió y coleccionó hasta el día de su muerte.



El interés humanista por los clásicos.
Propone un desarrollo integral del hombre en todas sus manifestaciones espirituales, sociales y físicas imitando en lo posible a los autores de la Antigüedad. El descubrimiento del legado grecolatino es la gran tarea que se adjudican los humanistas con criterio exigente. Se persigue la competencia filológica y arqueológica que permita recuperar a las grandes obras del pasado su sentido original. Para ello se necesita el desarrollo del sentido crítico que dará acceso al espíritu moderno. Petrarca inaugura el culto y la preocupación filológica por los textos antiguos y da paso a numerosos italianos dedicados al descubrimiento, edición y comentario de los clásicos. [Petrarca descubre las cartas Ad Atticum de Cicerón (1345) y las Instituciones de Quintiliano (1350)].
La crítica no se limita al esclarecimiento de los textos. Se aplica también al análisis de las formas religiosas, a las instituciones y a los fenómenos naturales. La espiritualidad, la teoría política y la ciencia estrenan una nueva historia. Entre gran diversidad de temas domina el de la dignidad del hombre, al que Pico de la Mirandola y Hernán Pérez de Oliva dedican escritos memorables. Se rechaza el latín decadente de las escuelas medievales. Erasmo sólo escribe en latín. Tiene gran influencia especialmente en España donde deja una escuela que busca un cristianismo interior y pacifista. También lega el empleo de la ironía como método dialéctico y discursivo. Siguiendo esta pauta humanística Luis Vives escribirá en latín. Buscando la eficacia y respetando las alturas alcanzadas por el latín, tratadistas políticos como Tomás Moro y Maquiavelo, filósofos como Descartes o médicos (Huarte de San Juan) escribieron en lenguas modernas. La épica culta, sin abandonar los temas nacionales, busca un último horizonte de referencia en la cultura del mundo clásico. Boyardo, Ariosto, Tasso, en Italia; Camões, en Portugal, dieron luz a sus respectivas lenguas maternas con el cultivo de los poemas épicos. La asimilación de temas y motivos del clasicismo, procedentes de Virgilio, Horacio y Ovidio, de forma muy especial, fecundó la creación lírica de los poetas europeos, para los que el modelo de la lírica amorosa de Petrarca fue una importante fuente de inspiración. Ronsard, Du Bellay (Francia) y Spencer (Inglaterra) son los líricos más personales del Renacimiento. La narración y el escrito didáctico dieron títulos de primer orden. Gargantúa y Pantagruel, un extenso relato de Rabelais que desborda los límites del relato tradicional, critica las falsificaciones educativas, culturales y religiosas valiéndose de fantásticas aventuras, parodias y una riqueza verbal incontenible. Montaigne obtiene su placer más intenso encerrado en sus libros y en la contemplación personal de lo que pasa en su interior y a su alrededor. Sus escritos divagatorios y reflexivos, publicados con el nombre de Ensayos, designaron el moderno género literario que trata cualquier problema en tono de divulgación reflexiva.
Laura: su amor imposible.
• El viernes santo de 1327 conoce a Laura en la iglesia de Santa Clara en Aviñón, quien sería su musa inspiradora de la mayor parte de sus obras.
• Se le asocia con Laure de Noves, casada con Hugo marqués de Sade, se le conoce también como Laure de Sade.
• Realmente poco se sabe de ella, incluso se duda de su existencia probablemente fue un recurso literario de Petrarca.
• Se cree que el poeta se refería a laurus es decir al árbol de laurel, que es sagrado para Apolo, dios romano de la poesía.
• El nombre de su amor platónico apareció referido en varias de sus obras, pero por ser una mujer casada, el poeta nunca dijo exactamente quién era ella.
• Su obra Cancionero compuesta por 366 poemas, es dedicado integro a Laura, ella murió en 1348 nunca correspondió al amor de Petrarca.



Obras literarias más famosas de Francesco Petrarca.
Su obra fue escrita en latín y en lengua vulgar, las primeras son las que le reportaron mayores triunfos y satisfacciones en vida. Entre estas destacan:

1. África (1342) usa el estilo literario de Tito Livio.
2. Bucolicum Carmen (1346-1357) compuesta por doce églogas.
3. De virisillustribus (1338) compuesta por biografías de personajes clásicos.
4. Secretum(1343) son diálogos ficticios con san Agustín.
5. Rime in vita e morta di Madonna Laura (posterior a 1327) conocido como Cancionero: son 263 poesías en vida de Laura y 103 poesías tras su muerte. Petrarca escribió un cancionero dedicado a “Madonna Laura”. Con ello simbolizó el amor idealizado: la contemplación de la belleza de su amada le lleva a un estado de plenitud espiritual. Los Cancioneros del siglo XVI, a diferencia de los anteriores, medievales y prerrenacentistas son recopilaciones de poemas con una unidad temática dedicados a una dama. El Cancionero está Dividido en dos partes: in vita di Laura, in morte di Laura, con un prólogo y un epílogo. Los poemas pueden agruparse en diferentes ciclos temáticos:
·         Las quejas amorosas (hasta el poema LX).
·         El mito de Laura, objeto de culto y veneración.
·         Alabanza de Laura, tanto por su belleza como por su virtud.
·         Tras la muerte, la mujer se convierte en vehículo para el arrepentimiento y el camino de salvación, al dejar de ser una tentación carnal.
6. Triunfos (1352-1374) describe la elevación del amor, de lo terrenal a lo divino. Inspirado en Laura.
Francesco Petrarca (1304-1374) nos ha dejado un número inmenso de testimonios sobre sí mismo y su vida. Buena parte de su obra puede considerarse una especie de autobiografía ideal, donde el autor traza las líneas de su propia personalidad y el perfil de una nueva figura intelectual. Poeta innovador, intelectual original, humanista, Petrarca pone en el centro de su actividad el amor y el conocimiento de la antigüedad, elevándola al rango de paradigma del comportamiento y de la conciencia del hombre. Los «Triunfos» tienen como protagonista al autor mismo. El mecanismo narrativo consiste en una serie de fuerzas que se imponen cada una sobre la anterior, hasta llegar a la eliminación de todas ellas y al único triunfo que cuenta, el de la Eternidad. La acción se origina a partir de la superación de los elementos “negativos”; (amor, muerte, tiempo) por parte de los elementos “positivos” (castidad, fama, eternidad), lo que a su vez configura una lucha entre fuerzas naturales y fuerzas trascendentes, que conduce al aniquilamiento de todo lo terrenal, en favor de la pura visión de Dios.

Petrarquismo
Fundamentalmente los poetas del Petrarquismo se dedican a cultivar el soneto amoroso y a reunirlo en colecciones estructuradas como cancioneros petrarquistas, en forma de serie de poemas que documentan la historia sentimental de su amor por la dama en evolución desde lo sensual a lo espiritual por influjo de las teorías amorosas del platonismo, que considera el amor como algo abstracto.
El Petrarquismo se define como la “corriente literaria consistente en la imitación y difusión de los temas, métrica, ideología, etc. de Petrarca”. La época de apogeo del petrarquismo en España se produce en el s. XVI con autores como Juan Boscán y Garcilaso de la Vega y en elresto de Europa se esparció con el Renacimiento sucediendo como fuente de inspiración en la lírica al amor cortés de los trovadores provenzales.
Su influjo se extendió hasta comienzos del siglo XVIII y solamente escaparon de él poetas como William Shakespeare, que creó un cancionero dedicado a un hombre. Los petrarquistas italianos fueron ilustres personajes que vivieron en los siglos XV y XVI, como el veneciano Pietro Bembo (1470-1547), autor de los “Asolani”, diálogos de amor platónico dedicados a Lucrecia Borgia. Acentos petrarquistas se hallan también en Ludovico Aristo, Baldassare Castiglione, Luigi Tansillo, Girolamo Parabosco, Serafino Aquilano, entre otros.
Autores como Benedetto Gareth y Antonio Tebaldi se les viculaba con un petrarquismo amanerado, tendiente a la artificiosidad. Los excesos de esta escuenta provocaron un movimiento de reacción encabazado  por Pietro Bembo, quien propinía la vuelta al Petrarca poeta, figura distinta a la del Petrarca manierista. En la cuarta década del siglo XVI, toda Italia se conviertió al bembismo.

Características del Petrarquismo
• El Cancionero de Petrarca influyó de forma decisiva en la lírica posterior, tanto por sus temas como por sus formas, hasta el punto de constituir un modo de hacer poesía conocido como petrarquismo. Las características del petrarquismo son:
• Temas propios del amor cortés medieval: canto idealizado a la dama, desamor, lamento poético, etc.
• Atracción por la mitología griega y romana.
• Hay descripción física de la dama, generalmente a través de metáforas: los cabellos rubios se identifican con el oro y el sol, la tez pálida con la azucena…
• Hay una sensibilidad por la naturaleza con presencia de paisajes.
• Neoplatonismo: tendencia filosófica según la cual el mundo es bello porque refleja la belleza de Dios. Así, se produce la idealización de la amada, del paisaje...
• Abundantes figuras poéticas: antítesis, paradojas, metáforas.
• Formas métricas nuevas: uso del endecasílabo, del soneto.


Temas
El amor cortés medieval (canto idealizado a la dama, desamor, lamento poético).

Recursos clásicos
Incorpora muchos motivos, símiles, comparaciones, expresiones, alusiones alegóricas, mitos clásicos… De los poetas latinos, para expresar las dulzuras y las penas de un amor irrealizable, por igual, lejano e imposible.

Expresión del sentimiento
Petrarca logra dar vida a una extensa gama de sentimientos (tristeza, soledad, celos, muerte, dolo, etc.).

Lenguaje
Lenguaje claro, pulido, transparente y lleno de imágenes.

Figuras poéticas
Acude con frecuencia a las antítesis, correlaciones y a las paradojas. Frecuentes aliteraciones con el nombre de su mujer, Laura. Metáforas y símiles sobre los efectos que el amor tiene sobre las personas.

Formas métricas nuevas
Uso del endecasílabo. Composición habitual es el soneto, pero puede ser también silva y la estancia, la canción, la égloga, la oda, la balada y el madrigal



Aportes.
·         Su mayor aporte a la poesía es la utilización del verso de once silabas (Endesílabo) y sus perfectos sonetos encandilaron a poetas de los dos siglos siguientes y tuvieron influencia en el siglo de oro español, aunque algunos autores los rechazaban y los juzgaban como extranjerizantes.
·         Instauró las nuevas claves y técnicas de la obra literaria. Su concepto idealizó el amor, su imagen de la mujer amada, y el sentido armónico de la belleza en el poema marcaron las pautas de la poesía durante el siglo XVI.
·         Petrarca, contribuía al servicio de la iglesia y de poderosa familia colona. Gracias a la iglesia conoció a Laura de Noves, su eterno amor y la inspiración de muchos, por no decir de todos sus poemas el día 6 de Abril de 1327.
·         Petrarca ha sido nombrado como el padre del humanismo, ya que dedicó toda su vida al estudio de los clásicos, tratando de imitar a Cicerón descubriendo sus cartas, hasta entonces desconocidas.
·         Petrarca propone el decorativismo gótico, el naturalismo de los clásicos,pero aun admirando su perfección técnica, se esfuerza de reinterpretarla en la propia época, exaltando el valor del arte y el mérito del artista, por su poder creativo que se manifiesta en su libre actividad intelectual. En este sentido, el arte supera su valor material y se en foca en la importancia del artista y en el interés de su formación y de su labor intelectual.
·         El petrarquismo se extendió a diferentes países. Así, por ejemplo, en Francia se cultiva por el grupo de la Pléyade, en el que destaca Ronsard. En España, en el siglo XVI, Boscán introdujo el petrarquismo y Garcilaso de la Vega fue su principal cultivador.



Referencias  bibliográficas

   López. E. (1996)Petrarquismo.Italia.Editorial La Coruña. Página 175-201
   











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