Escuelas literarias del Renacimiento
Departamento de letras – Jornada nocturna.
L4.02 Literatura europea (española) del Renacimiento.
Dr. Mario René Dardón.
PEM en Lengua y Literatura.
Wendy Zuleny Del Cid Montes de Oca, Carné: 9521522.
Dayana Beatriz Cachupe Chavac, Carné: 201706084
Escuelas Literarias del Renacimiento
La concepción del hombre
Artes, ciencias y técnicas
Es un florecimiento cultural, se vio acompañado por un igualmente extraordinario de las artes figurativas y arquitectónicas, favorecido a la vez por las riquezas acumuladas, por el mecenazgo propio del principado y por la pasión y por el gusto, por las artes que la civilización urbana y la cultura humanista alimentaban.
En las artes plásticas el arte y la técnica se combinaron de manera fecunda en el siglo XV, como luego ocurriría con el siglo XVI, fue rico tanto en ediciones y tradiciones de obras matemáticas y técnicas de la antigüedad clásica como en una auténtica literatura técnica, obra de artistas. Filippo Brunelleschi, Lorenzo Ghiberti, Piero Della Francesca.
Solamente los documentos oficiales y a artistas que aun sus obras dieran ilustre al régimen.
Las academias
Algo muy caracterizador de la situación fue el de las academias y escuelas privadas de artes liberales, que, sino sustituyeron a las universidades operaron en paralelo con ellas, construyendo libres centros de estudio en los que se reunían hombres a fines que intercambiaban sus experiencias. Surgieron así, por atar solo las mayores, solo las escuelas de VITTORINO RAM BALDON (1373-c. 1446, Vittorino da Feltre) y de GUARINO VERONESE (1374-1460), que llevaron a su desarrollo más coherente la pedagogía del humanismo. Nació la Academia Florentina que tenía como animador a Marcilio Ficino; la romana fundada por Pompanio Leto; y la napolitana o pontaniana, del nombre Pontaneo.
El sistema literario en la época el Humanismo
Este periodo abarcó cerca de los 100 años y fueron determinantes para la historia italiana posterior. En los siglos XV y XVI debe su nombre al hecho de que significó el resurgimiento del arte y la cultura grecolatina. Como un cambio profundo en el arte en general.
Se construyeron en la ciudad amplias capas burguesas transformándose el orden feudal, de eta manera se establecieron relaciones inestables y variable entre literatos y artistas y, lo que hoy llamamos genéricamente “El poder”.
A esta clase social pertenecían los señores, las grandes familias artísticas, la curia y el alto clero y hombre de estado, Sannazaro y Pontano colaboraban con su rey. Masuccio Salertinano en Salerno y Napoles, Poliziano y Pulci en Florencia y Leonardo en Milan, otras veces ocupa cargos en la curia, como Alberti, o forma parte del clero. En el siglo XVI los dos políticos más agudos Nicolas Maquiavelo y Francesco Guicciardani, coincidieron que en la última década del siglo XV se inició en Italia una grave crisis de Lorenzo Dei Medici (1492).
El renacimiento se tomó también como un triunfo del hambre, un renacer de la cultura en todos sus ámbitos; pero en realidad para que esto sucediera fue marcada una fase que podríamos llamar “antirenacimiento” o “contrarenacimiento” para indicar la simultánea presencia en aquellos años, de otras corrientes, culturales, en todos los niveles, que expresaban visiones del mundo distintas de la oficial, y la existencia, en la propia cultura oficial, de actitudes y sentimientos de frustración, rebelión y desconfianza.
Como todo cambio, cada época sufrió su crisis para dar un nuevo paso; a una mejora donde uno de los mayores estudiosos del renacimiento, Paul O. Kristeller, sintetizó algunos rasgos, describiéndolos en una difusión generalizada del pensamiento laico. Connotando lo que denominamos cultura o civilización del renacimiento, unificando, en una síntesis no esquemática, la actividad intelectual de aquellos años.
Soneto de Bemb
Cantaí un temp, e se fu dolce il canto, questo mi taceró, ch’altri il sensitiva; ora e ben giunta ogní mía festa a riva et ogni mio piacer rivolto in píanto.
Una de las personalidades más definidas fue Giovanni della Casa
(1503-1556) creador de un famosísimo tratado de urbanidad el
“Galateo” acá podemos ver los rasgos más caracterizados del siglo
XVI.
Poetas meridionales
Aunque no llegaron a formar una autentica escuela, por algunos rasgos comunes. Entre los más famosos podemos citar el napolitano Angelo Di Costanzo (1507-1591) y el más cercano a los esquemas petrarquistas, y considerado modelo máximo de buena poesía. También el napolitano Galeazzo Dí Tarsia (1520-1553).
El cuento
El modelo obligado para el cuento (novella) fue, naturalmente el “Decamerón” el libro en el que el arte de narrar parecía haber alcanzado la perfección y del que ya autores del siglo XXI y del siglo XX habían tomado el esquema y el marco, al tiempo que los teóricos del Florentínismo puro exaltaban su lengua. El cuento podía parecer un género fundamentalmente mundano y de literatura amena, capaz de conjugar el arte con el deleite y con la apertura un público corto, pero no de literatos. En el siglo XVI se dieron una variedad de cuentos. Los narradores de cuentos del siglo XVI, en definitiva, tanto inventada como reelaboraban los temas tradicionales.
El más importante fue Mateo Bandello, (1480). Otros narradores que podemos mencionar es Agnolo Firenzuda (1543) con varios escritos como “El Asno de oro” “Prima veste de, discorsi degli anímali” “Dialogo de la belleza delle donne” “Razonamientos del amor”. Entre los restantes narradore podemos citar Anton Francesco Grazzíni, apodado Il Lasca (1503-1584).
Los poemas narrativos
Contaban con un modelo vulgar, el de Petrarca, complementando la imitación de este con la de los latinos.
El poema breve o “Poemetto”, para el que el influjo griego (Teócrito) y latino (Ovidio) podría completarse con una tradición que arrancando de Boccaccio, pasaba por Poliziano y Lorenzo el Magnífico. Generalmente tanto los poemas largos como los cortos se escribían en octavas, metro que a partir de Boccaccio, había sido el propio de la narración épico- lírica. Sin embargo también, a lo largo del siglo XVI empezó a usarse endecasílabo libre que parecía corresponder mejor a la fluidez sin altibajos ni interrupciones del hexámetro latino que por su ductilidad y su fácil adaptabilidad tanto al tono discursivo como al solemne, gozo pronto de enorme difusión, y se convirtió en metro de buena parte de la poesía italiana, desde el poema narrativo de gran dimensión (L’Italia Liberata) de Trissino, (H mondo Creato) de Tasso, hasta el “Poemeto” pasando por la tragedia, el Carmen e incluso la lírica.
Estos poemas tanto largos como cortos, tuvieron en ocasiones carácter épico lirico e idílico.
Entre ellas podríamos mencionar algunas obras de Bernardo Tasso, con Piramo e Tisbe y Ero e Leandro; de Luigi Alamanni con la Favola di Narciso y otras; la Ninfa Tiberina de Francesco Maria Molza, celebrando autor de versos latinos e italianos. Y en otras didácticas, enlazado sin embargo no con el poema didáctico de los Siglos XIII y XIV y que en el siglo XVI persiguió fundamentalmente con las Georgicas de Virgilio. Es más empezó a formarse una nueva tradición que luego se prolongó a lo largo de los Siglos XVII y XVII y que en el XVI persiguió fundamentalmente el deseo humanista de plasmar en vulgar también este género latino.
Teórico del Romanzo es decir poema caballeresco, fue Giambattista Giraldi Cinzio (1504-1573), de Ferrar Los Ecatommiti. A una de las figuras de literatos y retóricos más es decir, los cien cuentos en 1565, de tragedias de un poema, Ercole (Hércules), interrumpido en el canto vigésimo sexto y publicado en 1557.
La Tragedia
Es un género que, a diferencia de la comedia (obra en general de burgueses) fue cultivado fundamentalmente por aristócratas, destinado a un público cortesano y animado por una problemática etico-politica, ya que mediante la representación de acontecimientos ya sublimados por el mito y el arte, ponía en escena al poder, con sus ritos y eventos
ejemplares. El esquema se modelo sobre las tesis de Aristoteles “La tragedia” dijo Gian Georggio Trissino, uno de sus cultivadores y teóricos.
Es imitación de una virtuosa y noble acción realizada y grande, hay que hacerla con lenguaje suave y dulce, de acuerdo con el contenido de sus partes; dicha tragedia no por su forma, sino por la misericordia y el temor que suscita, purga en los espectadores dichas perturbaciones. Debido a ello debía escribirse en estilo alto y solemne. Está destinada a la representación, pero también, y quizás sobre todo, a la lectura.
Según Aristóteles a través de la comparación y de esa especie de placer que por naturaleza se mezcla con lo trágico, debía encaminar hacia la virtud y ser por tanto, al mismo tiempo, espectáculo y enseñanza moral.
La primera obra de este género fue la “Sofonisba” de Gian Giorggio Trissino (1515) en endecasílabos blancos. Parecida a estas y de carácter un poco más formal, fueron las demás tragedias de la época, entre las que se pueden mencionar la “Antigone” de Luigi Alemanni, la “Rosmunda” y el Oreste” de Giovanni Rucelai.
Con todas estas escuelas literarias, que surgieran en esta época del Renacimiento, podemos hacer una reconstrucción del sistema literario italiano de la primera mitad del siglo XVI donde se aportaron conclusiones interesantes también sobre la sociedad renacentista y sobre su vida cultural. Una primera constatación importante es que Italia, en ese momento histórico, fue productora y exportadora de cultura y de arte. La literatura italiana del Comune se había formado teniendo tras si la cultura medieval y la literatura francesa.
En el siglo XV el humanismo había tenido alcance internacional, tras su nacimiento en Italia; la cultura renacentista nace y se desarrolla en Italia y desde este país se extiende a una buena parte de Europa. Es una cultura original, ya que está presente tanto en los hechos como en la conciencia, las literaturas clásicas ( sobre todo la latina en la edad
de oro) y tres siglos de actividad literaria italiana que configuran ya una tradición; las tres “coronas florentinas” se ven ahora como pilares sobre los que se puede construir una literatura clásica, en el sentido que esta palabra daría luego Sainte-Boive: “La idea de clásico implica algo que tenga persistencia y consistencia, que forme un conjunto, una tradición, que se escriba, se transmita y perdure”. Un segundo aspecto esencial es que ahora existe en Italia una sociedad nacional, entendiendo como tal, desde luego, la de las capas sociales más alta.
Comparase el comienzo del Orlando Innamorato con el final de Orlando furioso. Boiardo se dirige al “señor caballero” Ariosto en su pasaje ya citado y que es de gran importancia, imagina que, tras esa larga navegación que ha sido la composición de su poema, acude al muelle a esperarlo una autentica multitud: representantes de todas las grandes familias italianas, políticos, escritores, artistas, estudiosos y una infinidad de mujeres. Esta sociedad, al mismo tiempo mundano y cultural, fue el presupuesto para la constitución de una literatura a su vez nacional. Florencia, Roma, Venecia, Ferrara, Mantua Nápoles y muchas otras ciudades son centros culturales
A menudo con una tradición propia (es ilustrativo al respecto el caso de la literatura épico-caballeresca en Ferrara) pero entre corte y corte, y entre ciudad y ciudad, hay un denso intercambio de hombres e ideas, de modo que la literatura que se produce en esas condiciones tiene en todas partes rasgos semejantes y es también italiana. La difusión del petrarquismo y el platonismo, la insistencia de los mismos temas, el uso universal de los mismos géneros y el triunfo de las ideas lingüísticas de Bembo constituyen una consecuencia y una demostración de ello: los tratados de los poemas del veneciano Bembo, el poema del ferrrares Arriosto y la novela del napolitano Sannazaro están escritos en la misma lengua, y este fue un hecho capital, tanto para aquel momento como para el futuro.
La impresión final es la de un sistema literario más complejo de lo que parece a primera vista, hecho de intereses, impulsos y variadas tendencias cuyo peso específico sería erróneo infravalorar, como igualmente lo seria subrayar en exceso sus aspectos centrífugos. Esta literatura tiende al clasicismo y se caracteriza, respecto a la que habría de seguirla, por su esfuerzo de armonizar.
Con una armonía conceptual y formal, las contradicciones y asperezas de la realidad. Las solemnes y conmovidas palabras que Castiglione pone en boca de Bembo en las últimas páginas de II Cortegiano, cuando le pide a Dios “que los hombres se den cuenta de que las cosas que creían ver al principio no existen, y que las que no veían existen realmente”; El consejo de Bembo a los escritores en el sentido de que escriban para agradar no solo a la gente que vive cuando ellos escriben, sino también a la que, quizás mucho más numerosa, viva después de ellos. Y la sonrisa con la que Ariosto envuelve sus invenciones trasponiendo lo real en el ámbito de la ficción no son retórica, sino rasgos que, en última instancia, caracterizan una literatura y una sociedad. Una sociedad como era al menos en sus aspiraciones y en sus capas más altas, las únicas, desgraciadamente, que podían crear arte y cultura.
Balumbo, G.B. (1990) Ediciones Catedra. S.A.Palermo, Italia.
1088 paginas. Historia de la Literatura Italiana.
Disonible en
Hhttp//sandrayeniber.blogspot.com. Recuperado el 2012.
El Humanismo
Quien conoce la actualidad literaria en el siglo XIV se acerca a la primera mitad del siglo XV, tiene la impresión de un cambio radical como si se pusiera ante sus ojos un panorama diferente.
Ya en la segunda mitad del siglo XIV la literatura en vulgar, exceptuadas las dos grandes obras de Petrarca y Boccaccio, parecía haber perdido tensión, mientras ya, también con Petrarca y Boccaccio se reconstruía una cultura literaria de alto nivel que elegía como medio de expresión al latín.
A principios del siglo XIV cuando se había afirmado con fuerza la legitimidad y preeminencia del vulgar como lengua cultural y literaria, mientras que ahora daba la impresión de que el vulgar debía reservarse solamente para escritos de carácter práctico y “AMENO”.
También en la segunda del siglo XIV era simplemente una tendencia, se convirtió en una posición dominante a principios del siglo XV, cuando la actualidad literaria en vulgar tuvo un escaso releve, tanto por la cantidad como por la calidad de las obras, desarrollándose por contra una literatura en latín acompañada de una amplia actividad cultural también latina, mientras el mundo clásico y el de Roma era objeto de un estudio intenso y apasionado.
El humanismo, las señorías y el principado
El dato exacto de estos hechos hay que buscarlos en el proceso histórico de la sociedad italiana; si queremos esquematizar podríamos decir que el humanismo es expresión de las épocas de la señorías, del mismo modo que la literatura y la cultura vulgar de los siglos XIII y XIV habían sido expresiones de la cultura de los comunes.
La civilización humanista
Características y contradicciones:
El humanismo por el complejo entramado de hechos que refleja, sobre los cuales a su vez influye. Es como el antiguo Dios Jano, tiene dos caras o dos aspectos distintos que al armonizarse contradictoriamente le dan un carácter propio.La concepción del hombre
Esta cultura burguesamente “laica”, no fue sin embargo anticristiana, atea o pagana, como incluso se llegó a decir: son afirmaciones polémicas y falsas que han dado lugar más tarde a la exaltación, igualmente polémica y falsa de un renacimiento “cristiano” como si fueran continuación y desarrollo sin fisuras, de la religiosidad medieval, los humanistas no fueron pagados porque no podían, aunque lo hubieran querido renegar 13 o 14 siglos de civilización cristiana.
Es un florecimiento cultural, se vio acompañado por un igualmente extraordinario de las artes figurativas y arquitectónicas, favorecido a la vez por las riquezas acumuladas, por el mecenazgo propio del principado y por la pasión y por el gusto, por las artes que la civilización urbana y la cultura humanista alimentaban.
En las artes plásticas el arte y la técnica se combinaron de manera fecunda en el siglo XV, como luego ocurriría con el siglo XVI, fue rico tanto en ediciones y tradiciones de obras matemáticas y técnicas de la antigüedad clásica como en una auténtica literatura técnica, obra de artistas. Filippo Brunelleschi, Lorenzo Ghiberti, Piero Della Francesca.
El humanismo y la organización de la cultura
La unidad cultural
Algo muy importante de la época del humanismo fue la organización de una cultura de ámbito y carácter nacional, si bien dirigida solamente a quienes estaban capacitados para entender el latín. A esta formación de una unidad cultural contribuyeron a distintos factores: la política de los señores y de los príncipes, interesados en hospedar cortes a los intelectuales, no solo por amor a la cultura y al arte, sino también por razones prácticas por tener a hombres capaces de redacción. Solamente los documentos oficiales y a artistas que aun sus obras dieran ilustre al régimen.
La imprenta
Una contribución decisiva la ofreció en la segunda mitad del siglo, la invención de la imprenta por obra de un orfebre de Maguncia, J. Gutenberg (c. 1394- 1468). No tuvo al principio buena acogida, la rechazó la aristocracia de las universidades, pero luego se difundió ampliamente, y varias ciudades se convirtieron en poco tiempo en grandes centros libreros.Algo muy caracterizador de la situación fue el de las academias y escuelas privadas de artes liberales, que, sino sustituyeron a las universidades operaron en paralelo con ellas, construyendo libres centros de estudio en los que se reunían hombres a fines que intercambiaban sus experiencias. Surgieron así, por atar solo las mayores, solo las escuelas de VITTORINO RAM BALDON (1373-c. 1446, Vittorino da Feltre) y de GUARINO VERONESE (1374-1460), que llevaron a su desarrollo más coherente la pedagogía del humanismo. Nació la Academia Florentina que tenía como animador a Marcilio Ficino; la romana fundada por Pompanio Leto; y la napolitana o pontaniana, del nombre Pontaneo.
Este periodo abarcó cerca de los 100 años y fueron determinantes para la historia italiana posterior. En los siglos XV y XVI debe su nombre al hecho de que significó el resurgimiento del arte y la cultura grecolatina. Como un cambio profundo en el arte en general.
Se construyeron en la ciudad amplias capas burguesas transformándose el orden feudal, de eta manera se establecieron relaciones inestables y variable entre literatos y artistas y, lo que hoy llamamos genéricamente “El poder”.
A esta clase social pertenecían los señores, las grandes familias artísticas, la curia y el alto clero y hombre de estado, Sannazaro y Pontano colaboraban con su rey. Masuccio Salertinano en Salerno y Napoles, Poliziano y Pulci en Florencia y Leonardo en Milan, otras veces ocupa cargos en la curia, como Alberti, o forma parte del clero. En el siglo XVI los dos políticos más agudos Nicolas Maquiavelo y Francesco Guicciardani, coincidieron que en la última década del siglo XV se inició en Italia una grave crisis de Lorenzo Dei Medici (1492).
El renacimiento se tomó también como un triunfo del hambre, un renacer de la cultura en todos sus ámbitos; pero en realidad para que esto sucediera fue marcada una fase que podríamos llamar “antirenacimiento” o “contrarenacimiento” para indicar la simultánea presencia en aquellos años, de otras corrientes, culturales, en todos los niveles, que expresaban visiones del mundo distintas de la oficial, y la existencia, en la propia cultura oficial, de actitudes y sentimientos de frustración, rebelión y desconfianza.
Como todo cambio, cada época sufrió su crisis para dar un nuevo paso; a una mejora donde uno de los mayores estudiosos del renacimiento, Paul O. Kristeller, sintetizó algunos rasgos, describiéndolos en una difusión generalizada del pensamiento laico. Connotando lo que denominamos cultura o civilización del renacimiento, unificando, en una síntesis no esquemática, la actividad intelectual de aquellos años.
La corte tuvo una importancia relevante en esta parte de la historia a lo largo del siglo XV y en la primera parte del siglo XVI. Ya que contribuyó profundamente la fisonomía del literato italiano, que ya no fue el clérigo de la edad media ni el ciudadano del comune, sino el cortesano. Una figura completamente nueva que abarca y define al mismo tiempo también al hombre ideal, al tipo de hombre con que esta época renacentista soñó. Contribuyendo para esto muchos factores; pero principalmente la invención de la imprenta, que permitió un círculo de lectores más amplio. Surgieron algunos editores geniales como los Manuzio que inventaron el formato de bolsillo.
Los géneros literarios del Renacimiento
Este fue uno de los géneros más difundidos, modelado sobre Petrarca. Es un género que demuestra el carácter social, de la literatura de la época. La reciente influencia de la imprenta y la importancia creciente que tuvo el hecho de poder escribir siguiendo los esquemas de moda. Imitar a Petrarca significaba, emplear algunos metros (soneto, canción y madrigal); disminuyen las baladas; desaparecen las sextinas demasiado artificiosas. Organizar un cancionero como una historia que, pasando con algunas situaciones obligadas, desemboca en la superación de la pasión y la entrega, o en el deseo de entregas a Dios, y selecciona un léxico tomado en su mayoría del canzoniere.
Cantaí un temp, e se fu dolce il canto, questo mi taceró, ch’altri il sensitiva; ora e ben giunta ogní mía festa a riva et ogni mio piacer rivolto in píanto.
(1503-1556) creador de un famosísimo tratado de urbanidad el
“Galateo” acá podemos ver los rasgos más caracterizados del siglo
XVI.
Poetas meridionales
Aunque no llegaron a formar una autentica escuela, por algunos rasgos comunes. Entre los más famosos podemos citar el napolitano Angelo Di Costanzo (1507-1591) y el más cercano a los esquemas petrarquistas, y considerado modelo máximo de buena poesía. También el napolitano Galeazzo Dí Tarsia (1520-1553).
El modelo obligado para el cuento (novella) fue, naturalmente el “Decamerón” el libro en el que el arte de narrar parecía haber alcanzado la perfección y del que ya autores del siglo XXI y del siglo XX habían tomado el esquema y el marco, al tiempo que los teóricos del Florentínismo puro exaltaban su lengua. El cuento podía parecer un género fundamentalmente mundano y de literatura amena, capaz de conjugar el arte con el deleite y con la apertura un público corto, pero no de literatos. En el siglo XVI se dieron una variedad de cuentos. Los narradores de cuentos del siglo XVI, en definitiva, tanto inventada como reelaboraban los temas tradicionales.
El más importante fue Mateo Bandello, (1480). Otros narradores que podemos mencionar es Agnolo Firenzuda (1543) con varios escritos como “El Asno de oro” “Prima veste de, discorsi degli anímali” “Dialogo de la belleza delle donne” “Razonamientos del amor”. Entre los restantes narradore podemos citar Anton Francesco Grazzíni, apodado Il Lasca (1503-1584).
Los poemas narrativos
Contaban con un modelo vulgar, el de Petrarca, complementando la imitación de este con la de los latinos.
El poema breve o “Poemetto”, para el que el influjo griego (Teócrito) y latino (Ovidio) podría completarse con una tradición que arrancando de Boccaccio, pasaba por Poliziano y Lorenzo el Magnífico. Generalmente tanto los poemas largos como los cortos se escribían en octavas, metro que a partir de Boccaccio, había sido el propio de la narración épico- lírica. Sin embargo también, a lo largo del siglo XVI empezó a usarse endecasílabo libre que parecía corresponder mejor a la fluidez sin altibajos ni interrupciones del hexámetro latino que por su ductilidad y su fácil adaptabilidad tanto al tono discursivo como al solemne, gozo pronto de enorme difusión, y se convirtió en metro de buena parte de la poesía italiana, desde el poema narrativo de gran dimensión (L’Italia Liberata) de Trissino, (H mondo Creato) de Tasso, hasta el “Poemeto” pasando por la tragedia, el Carmen e incluso la lírica.
Estos poemas tanto largos como cortos, tuvieron en ocasiones carácter épico lirico e idílico.
Teórico del Romanzo es decir poema caballeresco, fue Giambattista Giraldi Cinzio (1504-1573), de Ferrar Los Ecatommiti. A una de las figuras de literatos y retóricos más es decir, los cien cuentos en 1565, de tragedias de un poema, Ercole (Hércules), interrumpido en el canto vigésimo sexto y publicado en 1557.
Es un género que, a diferencia de la comedia (obra en general de burgueses) fue cultivado fundamentalmente por aristócratas, destinado a un público cortesano y animado por una problemática etico-politica, ya que mediante la representación de acontecimientos ya sublimados por el mito y el arte, ponía en escena al poder, con sus ritos y eventos
ejemplares. El esquema se modelo sobre las tesis de Aristoteles “La tragedia” dijo Gian Georggio Trissino, uno de sus cultivadores y teóricos.
Es imitación de una virtuosa y noble acción realizada y grande, hay que hacerla con lenguaje suave y dulce, de acuerdo con el contenido de sus partes; dicha tragedia no por su forma, sino por la misericordia y el temor que suscita, purga en los espectadores dichas perturbaciones. Debido a ello debía escribirse en estilo alto y solemne. Está destinada a la representación, pero también, y quizás sobre todo, a la lectura.
Según Aristóteles a través de la comparación y de esa especie de placer que por naturaleza se mezcla con lo trágico, debía encaminar hacia la virtud y ser por tanto, al mismo tiempo, espectáculo y enseñanza moral.
La primera obra de este género fue la “Sofonisba” de Gian Giorggio Trissino (1515) en endecasílabos blancos. Parecida a estas y de carácter un poco más formal, fueron las demás tragedias de la época, entre las que se pueden mencionar la “Antigone” de Luigi Alemanni, la “Rosmunda” y el Oreste” de Giovanni Rucelai.
Con todas estas escuelas literarias, que surgieran en esta época del Renacimiento, podemos hacer una reconstrucción del sistema literario italiano de la primera mitad del siglo XVI donde se aportaron conclusiones interesantes también sobre la sociedad renacentista y sobre su vida cultural. Una primera constatación importante es que Italia, en ese momento histórico, fue productora y exportadora de cultura y de arte. La literatura italiana del Comune se había formado teniendo tras si la cultura medieval y la literatura francesa.
En el siglo XV el humanismo había tenido alcance internacional, tras su nacimiento en Italia; la cultura renacentista nace y se desarrolla en Italia y desde este país se extiende a una buena parte de Europa. Es una cultura original, ya que está presente tanto en los hechos como en la conciencia, las literaturas clásicas ( sobre todo la latina en la edad
de oro) y tres siglos de actividad literaria italiana que configuran ya una tradición; las tres “coronas florentinas” se ven ahora como pilares sobre los que se puede construir una literatura clásica, en el sentido que esta palabra daría luego Sainte-Boive: “La idea de clásico implica algo que tenga persistencia y consistencia, que forme un conjunto, una tradición, que se escriba, se transmita y perdure”. Un segundo aspecto esencial es que ahora existe en Italia una sociedad nacional, entendiendo como tal, desde luego, la de las capas sociales más alta.
La impresión final es la de un sistema literario más complejo de lo que parece a primera vista, hecho de intereses, impulsos y variadas tendencias cuyo peso específico sería erróneo infravalorar, como igualmente lo seria subrayar en exceso sus aspectos centrífugos. Esta literatura tiende al clasicismo y se caracteriza, respecto a la que habría de seguirla, por su esfuerzo de armonizar.
Con una armonía conceptual y formal, las contradicciones y asperezas de la realidad. Las solemnes y conmovidas palabras que Castiglione pone en boca de Bembo en las últimas páginas de II Cortegiano, cuando le pide a Dios “que los hombres se den cuenta de que las cosas que creían ver al principio no existen, y que las que no veían existen realmente”; El consejo de Bembo a los escritores en el sentido de que escriban para agradar no solo a la gente que vive cuando ellos escriben, sino también a la que, quizás mucho más numerosa, viva después de ellos. Y la sonrisa con la que Ariosto envuelve sus invenciones trasponiendo lo real en el ámbito de la ficción no son retórica, sino rasgos que, en última instancia, caracterizan una literatura y una sociedad. Una sociedad como era al menos en sus aspiraciones y en sus capas más altas, las únicas, desgraciadamente, que podían crear arte y cultura.
Referencias bibliográficas
Balumbo, G.B. (1990) Ediciones Catedra. S.A.Palermo, Italia.
1088 paginas. Historia de la Literatura Italiana.
Disonible en
Hhttp//sandrayeniber.blogspot.com. Recuperado el 2012.
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