Morfología y Sintaxis: Morfología

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Departamento de letras – Jornada nocturna.

L1.1 Lingüística.Lic. Otto Custodio. PEM en Lengua y Literatura.

Wendy  Zuleny del Cid Montes de Oca. Carné: 9521522
Vivian catalina Rafael Vásquez. Carné: 201705369
María Alejandra Sum Hernández. Carné: 201705789
Edwin Aarón Loc García. Carné: 20111304
Abdías Obispo López Sánchez. Carné: 201604669
Dayanna Beatriz Cachupe Chavac. Carné: 201706084 





Historia de la gramática 

Hechos más relevantes de la gramática y su evolución.

Grecia 
Quienes iniciaron el estudio de la gramática fueron los griegos, que lo hicieron desde una perspectiva filosófica y describieron la estructura de la lengua. Sócrates y Aristóteles fueron los primeros en hablar en algunos apartados de sus diálogos al lenguaje y la gramática.

Roma
Los romanos tradujeron los términos gramaticales, tanto de las partes de la oración como de las categorías gramaticales; muchas denominaciones han llegado a nuestros días por ejemplo nominativo, singular, neutro. Aunque los romanos y los griegos no tuvieron en cuenta la noción de cómo se relacionaban las lenguas.
India

La primera gramática que se conoce es la Panini para el sánscrito, una lengua de la India; en ella se mostraba cómo se formaban las palabras y qué parte de las mismas era la que llevaba el significado. Los trabajos de Panini y de otros estudiosos indios sirvieron para interpretar los libros sagrados de los hindúes, que se escribieron en sánscrito.
Árabes

Los árabes, que en la edad media introdujeron en occidente todo el saber de los filósofos griegos, olvidados hasta que ellos llegaron; realizaron la traducción de las obras de la antigüedad a su lengua, y en función de su expansión geográfica estuvieron en contacto con otras lenguas desde la cuenca mediterránea hasta Persia en el extremo oriental.
Judíos

Los judíos completaron el inventario léxico del hebreo, conocido como el lexicón, término de origen griego, asimismo llevaron a cabo lo que hoy se denominaría primer estudio filológico del antiguo Testamento. 


Dionisio de Tracia
Se le debe el esfuerzo de elaborar su Arte de la Gramática, primera gramática de su lengua en término modernos; él divide la gramática en seis partes: lectura llana, exégesis de los textos de las palabras, etimología, paradigmas de la flexión y crítica textual.
En el problema de la evolución del lenguaje, Dionisio defendió el analogismo (los vocablos nuevos se forman por analogía con los preexistentes).

Renacimiento
El renacimiento y su admiración por el mundo clásico caen en la trampa de pensar que el ideal en los estudios gramaticales consiste en describir cualquier lengua conforme a la estructura que poseían el latín y el griego, durante los siglos XVI y XVII, lo que se intentó fue determinar que lengua era la más antigua, dado el conocimiento que de ellas se había adquirido durante la edad media y el renacimiento.
Siglo XVIII y XIX

Durante el siglo XVIII se inician las comparaciones entre lenguas, que culminan con la afirmación de que existe una única lengua, origen de cuantas se hablaban en Europa, Asia y Egipto, la que se llamará más tarde indoeuropeo, hecho que afirmo el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. En el siglo XIX los estudiosos desarrollaron un análisis sistemático sobre determinados aspectos de las lenguas, realizado con el modelo que supuso el sánscrito; la guía para elaborar las gramáticas de muchas lenguas, la egipcia y algunas asiáticas fue la gramática de Panini como guía se les denomina gramática indoeuropea, que es un método para comparar y relacionar las formas de la oración que poseen muchas lenguas.

Gramática Estructuralista 

Fue concebida en primer lugar por el lingüista suizo  Ferdinand de Saussure que distinguió entre la estructura general que poseen todas las lenguas y las realizaciones concretas de esa estructura que hacen todas las personas cuando hablan, a lo que denominó habla; La lengua es el sistema que sostiene cualquier idioma concreto, esto es, lo que hablan y entienden los miembros de cualquier comunidad lingüística porque participan de la gramática de ese idioma. El habla es la realización concreta de la lengua, pero en sí misma no es lo que describe la gramática, la gramática estructural concibe cada lengua particular, ya sea el chino, el francés, el español, como un sistema que tiene varios niveles, cada uno con sus elementos propios: fonemas, morfemas, sintagmas y semantemas.
Siglo XX

En el siglo XX, Chomsky, que había recibido una formación estructuralista en la escuela Bloomfield, buscaba la forma de analizar la sintaxis del inglés dentro de los principios estructurados; su esfuerzo lo condujo a cancelar la gramática como la teoría de la estructura y no como la descripción de unas oraciones concretas. La entiende como un mecanismo que produce una determinada estructura, que no es solo una lengua determinada, si no que pertenece a la competencia es decir la capacidad que tienen las personas para emitir y entender las oraciones que forman parte de su lengua o de cualquier otra.

Gramática General

La gramática general hace referencia a un tipo particular de estudio gramatical que hace de la totalidad de las lenguas su principal objeto de estudio. Así, desde un punto de vista no solo lingüístico, sino también histórico, la gramática general busca el establecimiento de principios generales, principios de aplicación valida a todas las lenguas, que por lo tanto, ofrezcan conclusiones en torno a la aplicación profunda de los usos gramaticales. No es de extrañar que en consecuencia el mayor interés de los estudios de la gramática general haya sido el modelo gramatical del latín de donde proceden la mayor parte de las lenguas modernas.

Históricamente el primer ejemplo conocido de un estudio de este tipo corresponde a Claude Lancelot y Antoine Arnauld, quien es 1660, escribieron la “Gramática de Port-Royal” Cuyo título original en realidad es “Gramática general y razonada”. Está obra origino una catarata de imitadores que dieron a la gramática general un lugar en los estudio lingüísticos, a lo largo del siglo XVIII, sobre todo la gramática general fue la más seguida estudiada, pues se pensaba que el aprendizaje de cualquier lengua debía sustentarse en un conocimiento profundo de los principios universales de la gramática.

En los principales principios teóricos de la gramática general está la convicción de que todas las lenguas cuentan con unos cimientos comunes. Lo cual tiene como consecuencia que todas ellas han de tener como fin el dotar a los hombres de un instrumento para comunicar sus pensamientos. Si bien, esta herramienta el habla, el lenguaje, habría de ser entonces, una imitación del pensamiento,  una re-elaboración, una re-presentación del mismo, de forma que, al margen de sus elementos semióticos, ha de ser el lenguaje análogo, de una manera u otra al contenido que transmite. Esta reelaboración del pensamiento no tiene lugar en el nivel fónico, sino más bien en el nivel estructural en la organización de las palabras. Así, tomando en cuenta las enseñanzas de la lógica, los estudiosos de la gramática general entienden que la propia separación entre sujeto y predicado acredita la tesis de la analogía, habla y pensamiento, ya que  ambos elementos sujeto y predicado se definen uno en relación con el otro.

De esta manera la gramática general concluye no solo que el lenguaje es representación del pensamiento, lo es, además del pensamiento lógico. Dado que la época en que surgieron y triunfaron las ideas de la gramática general, eran favorables a la consideración de una lógica universal, se puede reducir la facilidad con la que estas ideas de que todas las lenguas se rigen por la misma lógica intelectual se introdujeron en los estudios lingüísticos.  

Gramática. 

La gramática estudia la estructura de las palabras la forma en la que estas se enlazan y los significados a los que tales combinaciones dan lugar. Comprende la morfología que se ocupa de la estructura de palabras, su constitución interna y sus variaciones y a la sintaxis a la que corresponde el análisis de la manera en la que las palabras se combinan y se disponen linealmente así como el de los grupos que forman. 
La gramática mantiene estrechas relaciones con la semántica léxica o lexicología, que estudia el significado de las palabras. La llamada semántica oracional (o, en general composicional. Se integra en buena medida en la gramática puesto que estudia el significado de las construcciones sintácticas. La gramática se relaciona así mismo estrechamente con la pragmática que analiza el sentido no modificado de los lenguajes lingüísticos en relación con el hablante, el oyente y diversos factores relativos al contexto y la situación.

La gramática comprende, además, el análisis de los sonidos del habla, que corresponde a la fonética, y el de su organización lingüística, que compete a la fonología. (Nueva Gramática Básica de la lengua española, Real Academia, asociación de academias de la lengua española). 

Tipos de gramática. 

Se distinguen varios tipos de gramática, que responden a los diferentes enfoques y objetivos con los que se aborda su estudio.  

Gramática descriptiva
Presenta las propiedades de las unidades gramaticales y sus relaciones en cada uno de los niveles de análisis, fundamentalmente la morfología y la sintaxis. La gramática descriptiva se ocupa del uso de la lengua. Describe cómo los hablantes de una lengua usan la lengua en un determinado momento histórico. La gramática descriptiva no parte de la norma para describir una lengua, sino que observa la lengua que sus hablantes usan en diversas partes para describir cómo es esa lengua, teóricamente, la gramática descriptiva no utiliza conceptos como “correcto” e “incorrecto”.

La Gramática descriptiva se erige como uno de los tipos de gramáticas, reconocidos por esta disciplina, pudiendo ser definida a su vez como el estudio que aborda el lenguaje desde un tipo de vista contemplativo, a fin de poder observar, registrar y describir las particularidades, normas, usos y principios por los cuales se rige una lengua. En este sentido, su intención no sería la de aproximarse a la lengua para normarla, sino que por el contrario el acercamiento se hace con la intención de descubrir cuáles son las normas y reglas que una determinada Lengua ha gestado a lo largo de las múltiples generaciones de hablantes. 

Gramática Normativa.
La gramática normativa define la lengua a través de normas y preceptos que determinan lo que es aceptable o adecuado según una única norma. Esta norma no suele coincidir con ninguna variante diatónica (de una determinada zona) o diastática (la que usa una determinada clase social). La gramática normativa no refleja la lengua de nadie, pero todos pueden verse reflejados, aunque sólo en parte en ella. Se denomina también prescriptiva.
Es el establecimiento de reglas para el uso de una lengua, a veces entendidas como obligatorias para los hablantes y otras veces solo como recomendaciones, se trata de una forma de estandarización de la norma culta o escrita. Una gramática prescriptiva (o normativa) es aquella que establece las normas de uso de una lengua, estableciendo  prescribiendo lo que se considera correcto y lo que no en esa lengua; en definitiva, dicta cómo se debe hablar. Esta gramática supone la codificación de las normas de uso, dándole más valor a la lengua escrita frente a las formas orales, prestigiando y perpetuando las formas literarias y cultas. Según este modelo se da un paralelismo entre las categorías lógicas y las categorías gramaticales. Las actitudes respecto a la gramática prescriptiva varían entre los idiomas del mundo. Muchos idiomas tienen instituciones reguladoras, como la Real Academia Española para el idioma castellano o la Academia francesa para el idioma francés. Pero por ejemplo el idioma inglés no tiene ninguna institución equivalente; aunque se escriban obras prescriptivas para este idioma, sus autores son personas o agrupaciones privadas sin ningún respaldo oficial.

Es la parte de la gramática normativa encargada de establecer las reglas que regulan el correcto uso de las palabras y de los signos de puntuación en la escritura.

La RAE nos presenta las siguientes definiciones:
La gramática descriptiva y la gramática normativa. La primera presenta las propiedades de las unidades gramaticales en cada uno de los niveles de análisis: fonética, fonología, morfología y sintaxis; la segunda establece los usos que se consideran ejemplares en la lengua culta de una comunidad, a menudo con el respaldo de alguna institución a la que se reconoce autoridad para fijarlos. (RAE, Nueva gramática de la lengua española, pág. 4)
La mayoría de los manuales de gramática tienen un carácter marcadamente normativo aunque todos incluyen descripciones, limitadas de algunas variantes diatónicas a esa norma.

En este sentido, habrá que comenzar por decir que, en líneas generales, las distintas fuentes definen a la gramática como una disciplina de la Lingüística, encargada de estudiar la forma en la que funcionan las palabras y demás constituyentes sintácticos de una Lengua determinada, a fin de poder conocer y manejar los distintos principios y reglas por las cuales se rige ésta, por lo que en este sentido, se podría decir también que la gramática se inserta más en el estudio de la lengua, que en el habla, por lo que sus esfuerzos irían dirigidos al plano intangible del lenguaje.

Relación con la visión de la Lingüística.
Igualmente, las distintas fuentes teóricas han señalado el cómo la gramática descriptiva, a raíz del enfoque de estudio que posee, es una de las gramáticas que más se aproxima al enfoque actual de la lingüística, disciplina que también se acerca al lenguaje, para poder observar los distintos mecanismos que rigen su adquisición y funcionamiento, en todos sus niveles, y tanto en el ámbito de la lengua como en el del habla.


Por lo tanto, la gramática descriptiva coincide con la lingüística en el enfoque no purista ni prescriptivo de la lengua, tomando a ésta tal cual es, sin emitir juicios de valor, ni pretendiendo promulgar normas por las que deba regirse ésta, pues entiende que la lengua es una construcción social, que no puede ser abracada no modificada por un solo individuo, sino que por el contrario existe, vive y se va modificando a través de los aportes y decisiones colectivos, que hacen los distintos miembros de la comunidad lingüística. De esta forma, la gramática descriptiva pueda que tenga una noción un poco más metódica y científica de la lengua, de la que pareciera tener la gramática prescriptiva, estando más a tono con la naturaleza de la Lengua.


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Morfología
Es la disciplina que se ocupa de estudiar las formas y las estructuras. La etimología de este término así lo explica: en idioma griego, morfo significa ʹformasʹ y logia significa ʹtratadoʹ.
De este modo, la morfología alude al estudio y descripción de la conformación de una entidad dada, tangible (como una flor, un insecto) o no tangible (como una lengua), y tiene por  ende participación en numerosas ciencias y disciplinas. En particular, hay dos ciencias que toman al estudio morfológico como una parte central: la lingüística y la biología.

Lexema y morfema
El lexema es la palabra o parte de ella dotada de significación léxica y gramatical; sin embargo, el morfema es una partícula, que situada delante  o detrás del lexema, modifica su significación léxica. Por ejemplo, la palabra amigo se divide en amig-, lexema que designa a una persona hacia la que se siente amor (por lo tanto, un sustantivo), y el morfema –o, que indica que se refiere a una única persona que es de sexo masculino. Este morfema puede modificarse: a (femenino singular), que, al unirse al lexema, daría la forma amiga, o –ito (diminutivo masculino), que, al unirse al lexema daría la forma amiguito.  
Los morfemas pueden expresar características puramente gramaticales, llamados también morfemas flexivos, como a, que expresa género femenino,-íamos, que expresa tiempo verbal pasado y tercera persona del plural; o bien pueden aportar un contenido léxico al lexema, llamados también morfemas derivativos, como anti-, que significa «en contra de», o-ucho , que aporta un matiz despectivo al lexema.

Accidentes gramaticales.  
Los lexemas pueden designar objetos, seres, cualidades o acciones, pero no siempre los designados del mismo modo.
Por ejemplo, los seres pueden tener sexo y las acciones realizarse en el pasado, en el presente o en el futuro.
A estas diferencias o aspectos que puede presentar unas palabras se les llaman accidentes gramaticales; y son los morfemas flexivos y los que indican las diferencias de género, número, persona, tiempo y modo de los sustantivos, adjetivos, verbos y pronombres.
Pero no todas las palabras pueden expresar distintos aspectos: los adverbios, las preposiciones, las conjunciones y las interjecciones son invariables.
El adverbio ahora indica la circunstancia de presente o de actual, pero no puede indicar ninguna otra; sin embargo, el sustantivo niño indica una persona de sexo masculino, pero puede designar a varias personas de sexo masculino (niños) o de sexo femenino (niñas); y árbol designa un vegetal y puede referirse a varios, pero no admite el cambio de género.

Género.
La flexión o morfema de género sirve para indicar el sexo al que pertenecen las personas o los animales, indican si son machos o hembras, mujeres o varones; así, tío/tía, león/leona son formas con morfema masculino o femenino que designan un único significante: persona con la que otra mantiene una determinada relación de parentesco en el primer caso, y animal carnívoro en el segundo.
Los nombres de cosas también tienen género, pero en este caso no designa ninguna distinción de sexo: suelo/suela, puerto/puerta, palo/pala no son el macho o la hembra de ningún animal  ni de ninguna persona, sino palabras de género masculino y palabras de género femenino que designan distintos significados.
En general se puede decir que el morfema de género femenino es –a, y que el del masculino es –o, pero existen algunas excepciones:
a) Sustantivos femeninos acabados en –o, como:
Mano, dinamo, nao.  
b) Sustantivos masculinos acabados en –a, como:
Edema, poema, panorama,
Teorema, día.   
c) Los sustantivos acabados en-e son generalmente masculinos, como:
Acorde, monje, ábside,
Pésame, saque;
Pero hay muchas excepciones que son femeninos:  
Nieve, suerte, sangre, mugre.
d) Los sustantivos acabados en –i son masculinos, como:   
Berbiquí, bisturí, biquini, dandi, mapamundi,
Hindi; excepto hurí y metrópoli.
e) Los sustantivos acabados en –u son masculinos, como:
Bambú, canesú, iglú, ímpetu, menú,
Excepto tribu.
f) Los sustantivos acabados en –d son femeninos, como:
Actitud, bondad, cantidad, pared, excepto
Abad, alud, ataúd, laúd, adalid, ardid, azud,
Sud, almud, áspid, césped.
g) Los sustantivos acabados en –j son masculinos, como:
Boj, carcaj, reloj, aunque troj es femenino.
h) Los sustantivos acabados en –l son masculinos, como:
Abedul, clavel, árbol, facistol, atril,
Excepto cal, credencial, piel, cárcel, hiel, sal
Col, miel, señal.
i) Los sustantivos acabados en –n son generalmente masculinos, como:
Acordeón, ademán, aborigen, tren,
Almacén, balancín, chaflán,
Excepto comezón, sazón, razón,
Crin, imagen, trabazón.


j) Los sustantivos acabados en –ión  son femeninos, como:
Adaptación, situación, interjección,
Excepto camión, aluvión,
Centurión, sarampión, bastión.
k) Los sustantivos acabados en –t  y en –x son masculinos, como:
Ballet, argot, fagot, climax,
Antrax, cóccix, dúplex, sílex.
L) Los sustantivos acabados en –z son femeninos, como:
Luz, calidez, cerviz, nuez, raíz, excepto albornoz,
Almirez, arroz, haz, orozuz, altramuz,
Barniz, pez, regaliz, antifaz, matiz, tamiz.
Hay un grupo de sustantivos que no cambian de morfema para indicar el género, sino que  lo indica el determinante que los acompaña:
El/la artista, el/la centinela, el/la testigo, el/la
Periodista.
La flexión de género en el adjetivo, que suele tener la capacidad de adaptarse y concordar con el sustantivo, se manifiesta mediante los morfemas -a para el femenino y –o para el masculino, como rico/rica, alto/alta, bueno/buena; si el adjetivo acaba en letra consonante, el femenino lo forma añadiendo una –a:
Consultor/consultora, catalán/catalana,
Chillón/chillona, andaluz/andaluza.  
Puede suceder que el adjetivo sea invariable, con lo que califica igualmente a un sustantivo femenino que a uno masculino, como:
Niño/niña, hombre/mujer hipócrita,
Conversación/tema agradable.
Algunos gramáticos consideran que existen dos género o subgéneros más además del femenino y del masculino: el ambiguo y el epiceno. El género ambiguo es aquel que tienen  aquellos sustantivos que admiten un determinante masculino o femenino, ambos correctos, como el/la mar, el/la margen. El género epiceno es el que tienen aquellos nombres de animales que designan al macho o a la hembra conjunta o indistintamente, como:
Ballena (macho o hembra),
Hormiga (macho o hembra),
Águila (macho o hembra).  

Número.
El morfema de número es el que indica si una palabra se refiere a una sola cosa, persona o idea, o a varias. El número puede ser singular, que carece de morfema, o plural, que puede indicarse de tres formas:
a) Añadiendo el morfema s al sustantivo o al adjetivo cuando acaban en vocal no acentuada:
padre-s, grande-s, casa-s
O en –á, -é, -ó:
sofá-s, café-s, dominó-s.
b) añadiendo el morfema –es al sustantivo o al adjetivo cuando acaban en consonante:
virtud-es, país-es, pared-es,
reloj-es, buey-es.
c) No añadiendo ningún morfema a los sustantivos o adjetivos cuya última sílaba es átona y acabada en –s, por lo que el número viene indicado por el determinante:
La/las crisis, el/los lunes, la/las
Dosis, la/las caries.
Existen algunos casos irregulares de formación de plural, en general en cultismo, como memorándum cuyo plural es memorandos; galicismos, como cabaret, que en forma plural con –s y no con –es (cabarets) y anglicismo como bloc,  cuyo plural es blocs. También existen excepciones de palabras que admiten formar el plural con los dos morfemas, como es el caso de las palabras agudas acabadas en –í, -ú:
maniquí-s/-es, bambú-s/es.

Hay algunas flexiones de plural que precisan especial atención:
a) Las palabras acabadas en –z cambian ésta en c y añaden –es al formar el plural:
paz-paces, raíz-raíces.
b) Algunos sustantivos, al formar el plural, cambian el acento de sílaba:
Carácter- caracteres,
régimen-regímenes,
Espécimen-especímenes.
c) Algunos sustantivos se usan generalmente en la forma de plural, como
Víveres, añicos, creces, exequias, albricias,
Nupcias, esponsales, andurriales, pinzas, enseres,
Fauces, maitines, alicates, tenazas, gafas.
Por ejemplo, se puede decir una pinza/unas pinzas, pero, en cualquier caso, la idea de pluralidad viene dada por el hecho de que se trata de un instrumento formado por dos piezas, no por el hecho de que haya más de un objeto del mismo tipo.
d) Ciertos sustantivos como veras, horcajadas, bruces, tientas, mientes suelen usarse en plural en expresiones del tipo:
De veras, a horcajadas, de
Bruces, a/en las mientes.
e) Algunos sustantivos se usan casi exclusivamente en singular, como:
Cenit, este, oeste, sed, salud.
f) Algunos sustantivos como gente, sangre, odio, vergüenza indican la noción de pluralidad con determinantes del tipo mucha, poca, más, menos, pero, al no ser sustantivos contables, no expresa plurales en el sentido de varias cosas (dos gentes, varios odios).
g) Los hombres compuestos pueden constituir el plural añadiendo el morfema al primer lexema o al segundo:
Cualquiera/cualesquiera,
Hijodalgo/hijosdalgo,
Bocacalle/bocacalles,
Guardameta/guardametas.
h) Los monosílabos acabados en vocal tienden a formar el plural con el morfema –s: pies, pros, tes, aunque el plural de las vocales se forman con –es, excepto el de la vocal e: aes, íes, oes, úes.  

Morfemas verbales.
El verbo expresa un fenómeno o una acción y, al hacerlo, se refiere al modo en que se desarrolla, al momento en que tiene lugar y a la persona que participa en ella. Los morfemas flexivos o desinencias verbales, de número, de persona, de tiempo y de modo son los que indican estos aspectos.
El número puede ser singular o plural, por ejemplo en canto, cantas, canta, la acción está realizada por una única persona, por tanto los morfemas –o, -as, -a expresan número singular.
Sin embargo, en cantamos, cantáis, cantan, la acción está realizada por varias personas, nosotros, vosotros y ellos, por lo que los morfemas –amos, -áis. –an expresan pluralidad.
La persona puede ser yo, tú, él/ella, formas que son de numero singular, o bien nosotros/nosotras, vosotros/vosotras, ellos/ellas, formas plurales.
Por ejemplo, en pensó, el morfema –ó  expresa tercera del singular (él o ella);  en creces, el morfema es – es, segunda persona del singular (tú); en andamos, el morfema es –amos, o sea primera persona del plural (nosotros o nosotras).
El tiempo puede indicar presente (la acción sucede ahora), pasado (la acción ya ha sucedido) o futuro (la acción todavía ha de suceder): en busco, el morfema –o expresa que la acción se realiza ahora, en el presente; buscaba, el morfema –aba indica que la acción ya se ha realizado; y en buscaré, -aré expresa que la acción está por realizar.
Los morfemas pueden expresar tres modos verbales: el indicativo, con el que se enuncia algún alguna cosa de forma objetiva, o sea sin expresar ningún matiz anímico ni ninguna condición, y que sucede realmente, como nace, pensó, dudaba; el modo subjetivo con el que se expresa una condición, deseo, hipótesis o posibilidad, como por ejemplo viniera, que podría estar en la frase si viniera pronto  iríamos al cine, en la que se indica, en caso de darse una situación, se realizaría una acción, y en el modo imperativo, que anuncia una orden, consejo o súplica: cierra, venid, callad.   

Formación de palabras.
El léxico de una lengua cambia y aumenta con el paso del tiempo.
El Diccionario de la Real Academia Española en su edición de 1984 tenía 75000 palabras; la edición de 1992 alcanza la cifra de 83,500. Este aumento del vocabulario recogido en el diccionario se debe por un lado a la inclusión de nueva creación (nuevas herramientas, tecnologías, etc.) y a la formación de nuevas palabras a partir de las ya existentes que, en español, puede realizarse por derivación, por composición o por parasíntesis. En la actualidad se está trabajando por parte de los miembros de la Real Academia, en versiones más actualizadas del Diccionario.   
De modo que existen varios tipos de palabras:
a) Palabras primitivas o simples, que son aquellas en las que el  lexema aparece solo, sin morfemas que lo modifiquen. Por lo tanto, en este caso, la palabra coincide con el lexema, que se toma como base para formar otras; por ejemplo, sol es una palabra simple que coincide con el lexema de soleado, o molde, que sirve de base para formar amoldar.
b) Palabras derivadas, formadas por un lexema más un morfema derivativo situado delante, detrás o ambos lados, que mortifica o matiza su significado, como el ejemplo de soleado, en el que hay un lexema sol- y un morfema –ado.
c) Palabras compuestas, que están formadas por más de un lexema, como bocacalle (lexema boca y lexema calle).
d) Palabras parasintéticas, que están formadas por dos o más lexemas, más uno o varios morfemas derivativos; por ejemplo, paragüero está formada por el lexema para-, el lexema agua- y el morfema –ero.  

Derivación.
La derivación es uno de los modos de formar palabras, que consiste en combinar o unir un lexema con uno o varios morfemas.
Hay lexemas muy productivos, como vivo, que admite múltiples morfemas: re-vivir, viv-ero, vi-vi-dor, vit-al, re-vit-alizar; o el caso de rosa, que puede derivarse en ros-aleda, ros-áceo, son-rosar.
Los morfemas derivativos pueden situarse delante del lexema  (re-vivir, sobre-vivir, a vivar, con-vi-vir), otros pueden situarse detrás (vív-eres, viv-ero, vivi-dor) y otros pueden situarse entre el lexema y otro morfema, como viv-al-es.    

Prefijos, sufijos e infijos.
Los prefijos  son los morfemas derivativos que se sitúan delante del lexema. La mayoría de ellos provienen del latín o del griego: el prefijo latino des-, como desaguar (quitar el agua), el prefijo griego a-, que indica privación o negación, como en amoral (falto de moral).
Los sufijos son los morfemas derivativos que modifican el lexema situados detrás de él. Algunos expresan un valor aumentativo, como golp-azo, va-lent-ón, grand-ote; otros disminuyen o mitigan la significación del lexema, como  cariñ-ito, mentir-iji-lla; o pueden aportar un valor despectivo al lexema, como libr-ejo, flac-ucho.
Los infijos  son morfemas que se sitúan entre el lexema y el sufijo pero sin importar ningún significado al lexema y sin poder actuar solos sin el otro morfema. Por ejemplo, la palabra rosaleda está formada por un lexema ros- un morfema –al y otro morfema  -eda. Si se elimina el sufijo queda la forma rosal, que es correcta y posible.
Por lo tanto, -al no es un infijo sino un sufijo. Ahora bien, polvareda está formada por un lexema polv- un morfema –ar y un sufijo –eda; si se quita el sufijo el resultado polvar no es correcto ni posible; o panecillo, donde pan- es el lexema, -ec es el infijo e –illo, un sufijo diminutivo.   


Composición.
La composición consiste en la unión de dos lexemas formando una única palabra con un significante y u n significado propio: por ejemplo tiovivo (atracción de feria) está formada por tío y vivo, pero el significado del compuesto no tiene relación con el de los lexemas que lo forman; boquiabierto, de boca y abierto, sí tiene un significado relacionado con los lexemas que lo forman.
La composición puede darse entre palabras de la misma categoría gramatical: cochecama, de coche, sustantivo, y cama, también sustantivo; socioeconómico de social,  adjetivo, y económico, también adjetivo; correveidile de corre, ve y dile, tres formas verbales. En otros casos puede darse entre palabras de distinta categoría gramatical: hincapié, de hinca, forma verbal, más pie, sustantivo, o malcriar, de mal, adjetivo, y criar, verbo.   
Ejemplos:  
Lavaplatos ----------------------------------------------------------- Lava Platos
Cubrecama-----------------------------------------------------------Cubre Cama
Sobrefunda-----------------------------------------------------------Sobre Funda  
Sacapuntas-----------------------------------------------------------Saca Puntas
Montacargas----------------------------------------------------------Monta Cargas
Mataratas--------------------------------------------------------------Mata Ratas
Portaaviones----------------------------------------------------------Porta Aviones
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El adverbio
Es un tipo de palabra invariable que tiene por función modificar de distintas formas al verbo, a un adjetivo, o bien a otro adverbio.
Es un término que no varía porque un adverbio no posee género o número.
Por tanto, se puede afirmar que los adverbios poseen dos características básicas: la de un modificador y que se trata de una palabra invariable.
Clasificación de los adverbios según la gramática oficial.
Existen una gran cantidad de adverbios y los mismos se clasifican teniendo en cuenta la forma que estos modifican al término que acompañan.
La Gramática de la lengua española señala que los adverbios se clasifican teniendo en cuenta cuatro criterios, los cuales son:
Adverbios según su significado.
Como lo indica su nombre, se tiene en cuenta el concepto que el adverbio expresa.
Adverbios de tiempo: ahora, ayer, anteayer, (o antes de ayer), entonces, mañana, hoy, pasado mañana, anoche, anteanoche (o antes de anoche), ya, todavía, siempre, aún, jamás, nunca, temprano, tarde, antes, después, luego, pronto, cuando, cuándo.
Adverbios de lugar: allí, aquí, ahí, acá, allá, abajo, arriba, cerca, delante, detrás, lejos, debajo, encima, atrás, enfrente, alrededor, donde, dónde.
Adverbios de modo: así, bien, mal, solo, peor, despacio, mejor, deprisa, raído, como, cómo.
Adverbios de cantidad o grado: muy, mucho, bastante, poco, demasiado, más, menos, tan, tanto, cuanto, cuánto, casi, medio, apenas, así de, azaz, harto.
Adverbios de afirmación: sí, también, cierto, claro, exacto, obvio, verdaderamente.
Adverbios de duda: probablemente, quizá, acaso, tal vez, a lo mejor, puede, puede ser.
Adverbios de negación: no, nunca, tampoco, negativamente, jamás.
Adverbios según su estructura morfológica.
Esta clasificación tiene en cuenta la manera que cada adverbio se encuentra formado en lo que respecta a su morfología.
Morfológicamente, existen dos tipos, los cuales son:

Adverbios simples: bien, mal, cerca, lejos, siempre, sí, quizá(s), acaso, aquí, allí, entonces, luego.
Adverbios derivados: Son aquellos que provienen de otra palabra. A este grupo pertenecen los terminados en -mente:
Ejemplos: rápidamente, presurosamente, lentamente.
También son adverbios derivados palabras como: debajo, detrás.
Adverbios según su naturaleza gramatical.
Los que corresponden a este grupo, vuelven a clasificarse en dos grupos, los cuales son:
Adverbios léxicos: Se afirma que los mismos constituyen una clase abierta, ya que pueden ir incorporando una gran cantidad de nuevos adverbios. En general, a este grupo corresponden aquellos terminados con en -mente. Aunque también existen otros, tales como: adrede, bien, deprisa, regular, temprano.
Adverbios gramaticales: Este grupo forma una clase cerrada, al contrario de los adverbios léxicos. Vuelven a subdividirse en los siguientes tipos:
Demostrativos: Aquí, ahora, así.
Identificativos: Antes/ después. Encima/debajo. Los identificativos están integrados por los adverbios de tiempo y de lugar.
Cuantificativos indefinidos: Mayormente, los adverbios de cantidad se encuentran en este grupo.
Ejemplos:
Algo, demasiado, suficiente.
Relativos: cuanto, cuando, como, donde.
Interrogativos y exclamativos: cuánto, cuándo, cómo, dónde.
Adverbios según su incidencia sintáctica.
Este grupo clasifica a los adverbios teniendo en cuenta las diferentes relaciones y significados que pueden adoptar en cada oración. Se divide en los siguientes tipos.
Adverbios argumentales: Son aquellos que se hallan comprendidos especialmente en el predicado. Ejemplo: Coloca el libro ahí.
Adverbios atributos: Estos adverbios cumplen la función de los atributos. Ejemplo: Se encuentra divinamente.

Modificadores de adjetivos: demasiado cerca, harto lejos.
Adjuntos o circunstanciales: Modifican a un verbo, a un adjetivo o a otro adverbio. En el contexto en que son utilizados su empleo no es estrictamente necesario. Ejemplo: hablar bien, muy bajo.
Adverbios oracionales: Los adverbios oraciones son aquellos que pueden modificar en forma general a todo el enunciado. Expresa lo que el hablante juzga en la oración. Dentro de este grupo se encuentran otros subtipos tales como los adverbios de tópico (ej.: legalmente, sus acciones son incorrectas, de enunciación (ej.: sencillamente, ha resultado ser un fracaso), y otros.

Verbo
El verbo es la parte de la oración o categoría léxica que expresa acción, movimiento, existencia, consecución, condición o estado del sujeto. Sintácticamente representa una predicación. En la oración, el verbo conjugado funciona como el núcleo sintáctico del predicado (si el verbo está en una forma conjugada ocupará en general la posición del núcleo del sintagma de tiempo, y si no de un sintagma verbal ordinario).
Los verbos, según su valencia o gramática, pueden ser clasificados en intransitivos, transitivos, ditransitivos, etc. Son transitivos cuando el verbo requiere más de un argumento obligatorio. Los intransitivos tienen un solo argumento obligatorio.
En la oración, el verbo conjugado funciona como el núcleo sintáctico del predicado. Algunas características del verbo pueden ser que están formados por una raíz o lexema y las desinencias.
Características del verbo
El lexema: Es la parte de la forma verbal que contiene el significado básico. Para obtener el lexema basta con eliminar las terminaciones -ar, -er, -ir al infinitivo de los verbos. Ejemplos:
cant-ar, beb-er, viv-ir

Morfemas o desinencias
Son las terminaciones que se añaden al lexema y aportan diferentes informaciones al verbo. Se distinguen de:
Tiempo - Modo - Número - Persona – Aspecto  

Clasificación de los verbos
Los verbos pueden clasificarse de muchas formas, tales como: desde un punto de vista morfológico pueden ser regulares o irregulares, desde la duración temporal de las acciones, perfectivos o imperfectivos, de acuerdo al aporte de significado que ofrezcan pueden ser copulativos, semicopulativos, predicativos, transitivos, recíprocos, reflexivos, intransitivos o pronominales; si sirven para apoyar el significado de otros verbos se llaman auxiliares.
Los verbos transitivos son aquellos que exigen la existencia de un objeto directo para alcanzar un significado completo;
Los verbos intransitivos, en cambio, no necesitan que haya un objeto directo en la oración que condicione al verbo;
Los verbos irregulares poseen conjugaciones particulares para los tiempos verbales primitivos como el presente del modo indicativo, el pretérito perfecto simple del indicativo y el futuro simple del mismo modo;
Los verbos regulares son, por el contrario, los que respetan los sistemas de conjugación más utilizados en el idioma al que pertenezcan.
Otros tipos de verbos son el personal, el impersonal, el terciopersonal, el defectivo y el copulativo.

La preposición.
Etimológicamente hablando, tenemos que determinar que preposición es una palabra que deriva del latín. En concreto, hay que decir que es fruto de la suma de dos componentes perfectamente delimitados y diferenciados:
-El prefijo “pre-”, que puede traducirse como “antes”.
-El término “positio”, que deriva del verbo “ponere” que es sinónimo de “colocar”
Preposición es un tipo de palabra que no varía y que permite introducir ciertos elementos a una oración, haciendo que éstos dependan de otras palabras ya mencionadas.
Las preposiciones, por lo general, se encuentran al comienzo del constituyente sintáctico al cual modifican. Al vincular palabras, las preposiciones funcionan como partes invariables de las oraciones que se encargan de denotar el vínculo de los términos entre sí.
La Real Academia Española (RAE) reconoce 23 preposiciones en el idioma español que se emplean en la actualidad. Entre ellas aparecen “a”, “con”, “de”, “en”, “hasta”, “para”, “por”, “si” y “sobre”.
Es importante tener en cuenta que las distintas preposiciones pueden venir a indicar una gran variedad de elementos. Así, por ejemplo, pueden servir para indicar un lugar, un origen, un motivo, un medio o incluso un destino, entre otras muchas cosas.
Para poder entender esto, basta utilizar la preposición “a”. Así al emplearse en la frase “voy a la biblioteca”, viene a indicar una dirección, mientras que si se usa en oraciones como “estamos a 6 de julio de 2015” deja patente un día.
Un ejemplo de oración con preposición es el siguiente: “Le regalaré una pelota a Martín”. En este caso, la preposición incluida es “a”, que permite relacionar el regalo en cuestión (una pelota) con el destinatario del obsequio (Martín).
Otra oración con preposiciones es “Raúl bailará con Estela en la noche de graduación”. Entre las preposiciones que aparecen, se encuentran “con” (que vincula a Raúl y Estela) y “en” (señala cuándo se producirá el baile de ambos).
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto la existencia de lo que se da en llamar preposición inseparable. Con esta denominación se hace referencia a aquel prefijo que antiguamente era utilizado como una simple preposición y que, en la actualidad, nunca puede usarse en solitario. Ejemplo de ello es “sub”.
De la misma manera, también están las llamadas frases preposicionales. Estas vienen a ser grupos de palabras que vienen a funcionar y a significar como si de una única preposición se tratase y que, por tanto, a la hora de analizar sintácticamente una oración hay que estudiarlas como unidad. Ejemplos de frases preposicionales son “debajo de” o “a través de”.
En algunos casos, las preposiciones vinculan verbos auxiliares con otros que aparecen en forma impersonal, creando lo que se conoce como perífrasis verbales: “Hay que gritar más fuerte”, “Voy a correr cuando escuche la señal”.
Las preposiciones pueden provocar una contracción con los artículos, creando un artículo contracto. Esto ocurre cuando “a” o “de” preceden al artículo “el”, dando lugar al nacimiento de “al” y “del”: “Cocinaré los huevos al vapor”, “Llama a la puerta del vecino”.
La preposición es la clase de palabra invariable que introduce el llamado sintagma preposicional. Las preposiciones generalmente tienen la función de introducir adjuntos, y en ocasiones también complementos obligatorios ligando el nombre o sintagma nominal al que preceden inmediatamente con un verbo u otro nombre que las antecede. En algunas lenguas las preposiciones pueden no encabezar un sintagma preposicional, como en inglés, donde incluso pueden aparecer al final de la frase.
Considerando las distintas lenguas del mundo, la preposición es un tipo de adposición que se caracteriza por aparecer típicamente al principio del constituyente sintáctico al que afecta; así por ejemplo, la palabra equivalente que aparece detrás y no delante se llama posposición.
Tradicionalmente, la gramática del español la ha definido como la parte invariable de la oración que une palabras denotando la relación que tienen entre sí.


La interjección.
Es una palabra que: sintácticamente funciona como oración independiente con significado completo morfológicamente es invariable y suele ir entre signos de exclamación semánticamente expresa sentimientos muy vivos (asombro, alegría, admiración, saludo o bienvenida, alarma, asco,...)
Tipos y Ejemplos de Interjecciones:
Según su origen las Interjecciones se clasifican en:
Interjecciones Propias (o Primarias): son aquellas que no derivan de otras palabras y expresan una emoción pura:
¡Ah!: asombro, sorpresa placer
¡Oh!: asombro, admiración
¡Ay!: dolor
¡Guay!
¡Eh!: rechazo, desaprobación, sorpresa
¡Hay!: advertencia, saludo
¡Uy!: asombro, sorpresa
¡Puaj!: asco desagrado
¡Hola!: saludo, bienvenida
¡Ojalá!: deseo
¿Eh?: sorpresa consulta
Interjecciones Impropias: son aquellas que proceden de otras palabras, verbos, adjetivos, nombres, etc.:
¡ojo!, ¡cuidado!, ¡bravo!, ¡magnífico!, ¡oiga!, ¡vaya!, ¡narices!, ¡estupendo!, ¡formidable!, ¡caracoles¡, ¡caramba!, ¡diablos!,, ¡bravo!, ¡hombre!, ¡anda!, ¡dale!


Según su forma, las Interjecciones se clasifican en:
Interjecciones Imitativas: son aquellas que se forman onomatopéyicamente con intención de imitar los sonidos que producen en la realidad:
¡Zas!, ¡pum!, ¡chas!, ¡miau!
Interjecciones Expresivas: expresan una sensación o emoción del hablante:
¡Ah!, ¡uf!,
Interjecciones Apelativas: se usan para iniciar la comunicación, para establecer el contacto con el oyente:
¡Chist! vengan por aquí

Interjecciones Formularias: son aquellas que practican el acto social de saludo o despedida:
¡Hasta pronto!

Interjecciones de Traslación: son aquellas palabras o grupos de palabras que en sí no son interjecciones pero cuando son utilizados de forma aislada funcionan como tales:
¡Hombre!, ¡anda!

Locuciones Interjectivas: Son grupos de palabras que funcionan como interjecciones:
¡Dios mío!, ¡Cielo santo!, ¡Madre mía!, ¡ay de mí!
Ejercicios de Interjección:
Ejercicio en el que se deben señalar las Interjecciones. Una vez realizado pulsar el botón "Ver solución" para descubrir las respuestas correctas. ¡Suerte!
¡Aúpa! que tú sí que puedes
¡Qué horror! he suspendido el examen de lengua castellana
¡Hola! ¿Qué haces?
La profesora nos ha hecho un examen sorpresa ¡hay que jorobarse!

La conjunción.
Son elementos que unen o establecen un nexo entre elementos lingüísticos que son agrupados para formar unidades más amplias. En otras palabras, una conjunción es capaz de unir dos oraciones, con la finalidad de construir una tercera con total sentido y complementación lógica. La conjunción puede ser una palabra o un conjunto de ellas, que pueden unir palabras, sintagmas, proposiciones (oraciones simples) y frases.
Desde un punto de vista morfológico, una conjunción es una palabra invariable y semánticamente no posee significado alguno. Sirven para coordinar elementos que tienen una función idéntica dentro de una oración, para coordinar dos proposiciones y para subordinar una proposición ante otra. Es así como existen dos grupos de conjunciones. Las coordinantes y las subordinantes.
Las conjunciones coordinantes, también conocidas como propias, unen palabras, sintagmas y oraciones que tienen un mismo nivel sintáctico, es decir, que sus elementos pueden ser cambiados de posición sin que el significado que arrojan en conjunto sea alterado. Ejemplo de ello sería el uso de la y. “Él es alto y delgado”, es igual a decir “él es delgado y alto”. Las conjunciones coordinantes a su vez pueden ser: copulativas, disyuntivas, adversativas, explicativas o distributivas.
Conjunción, del latín coniunctĭo, es una junta o unión. En concreto, esta palabra latina se encuentra conformada por tres partes claramente delimitadas: el prefijo “con-“, que es sinónimo de “completamente”; el vocablo “iugum”, que es equivalente a “yugo”, y por último el sufijo “-ción”, que puede traducirse como “acción y efecto”.
Por su parte, las conjunciones subordinantes, también conocidas como impropias, más allá de unir palabras o sintagmas, se centran en unir oraciones, pero con la condición de que éstas no pueden ser intercambiar su posición porque se perdería el significado que poseen en conjunto, ya que se les otorga una “jerarquía” a cada una, donde una de ellas no tiene sentido completo sin la compañía de la otra. Las conjunciones subordinadas pueden ser de lugar, de tiempo, de modo, comparativas, consecutivas, causales, condicionales, finales o locuciones conjuntivas.
Una conjunción astronómica es la situación relativa de dos o más astros cuando, desde un punto de observación, se encuentran alineados. El concepto también se utiliza para nombrar al aspecto de dos astros que ocupan la misma casa celeste.
Es posible hablar de conjunción inferior o conjunción superior. La conjunción inferior tiene lugar cuando los planetas interiores a la órbita terrestre pasan entre la Tierra y el Sol, lo que hace que dichos planetas se encuentren cerca de la Tierra y exhiban su cara no iluminada.
La conjunción superior, en cambio, se produce cuando el Sol se encuentra entre los planetas interiores y la Tierra. En este caso, los planetas alcanzan su máxima distancia respecto a la Tierra.
Una conjunción gramatical, por su parte, es una palabra invariable que encabeza una oración subordinada o que une secuencias o vocablos sintácticamente equivalentes. Una conjunción enlaza palabras, sintagmas o proposiciones.
En concreto, tendríamos que determinar que existen dos grandes grupos de conjunciones. Por un lado, están las coordinantes y por otro, las subordinantes.
Entre los más importantes tipos de conjunciones dentro del ámbito gramatical se encuentran las siguientes:
Adversativa, que es aquella que viene a dejar patente una confrontación o diferencia entre las dos oraciones. Ejemplos son “sin embargo”, “pero”, “no obstante”, “excepto”…
Comparativa. Es la que, como su propio nombre indica, sirve para comparar ambas frases. En su caso, tendríamos que subrayar a “como”.
•Condicional, que es la conjunción que deja clara una condición que debe darse para que tenga lugar una consecuencia. Un ejemplo de este tipo es “si”.
Copulativa, que podemos decir que viene a “sumar” las dos oraciones. En este caso, los tipos de conjunciones son cuatro: “y”, “e”, “ni” y “que”.
•Disyuntiva, que es la que viene a plasmar la contraposición de dos frases o bien la alternancia o la exclusión de una de ellas. Son dos: “o” y “u”.
“Al”, “por”, “para”, “así que”, “pese a que” y “sino” son ejemplos de conjunciones: “Al caer el sol, los vampiros salen de sus cuevas”, “No vas a entrenar con nosotros por llegar tarde”, “Estamos aquí para ayudar”, “La decisión está tomada así que no insistas”, “Pese a que te equivocaste, vas a tener otra oportunidad”, “No fue Ricardo quien golpeó a Juan, sino Pedro”.

A todo ello tendríamos que añadir que en las matemáticas también se emplea el término que nos ocupa. En su caso, existe lo que se conoce como “conjunción lógica”, que viene a dejar patente que un operador resulta verdadero si los dos operadores también lo son.

NOTA: Las referencias bibliográficas están en la segunda parte de este artículo.
Haz clic aquí para leer la segunda parte.


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